Así se quedó Lorenzo después de su espectacular duelo en la última vuelta con Valentino Rossi. El actual campeón del mundo consiguió inventarse un hueco en la última curva, a más de 160 km/h, para batir a Jorge en su casa. Y así me quedé yo después de probar lo que se siente al rodar en un circuito. Pero vamos por partes.
En 125cc, vimos como Julián Simón le regalaba la victoria a Iannone al no mirar su pizarra y, fiándose del marcador de paso por meta del circuito, celebró la victoria una vuelta antes. Eso le acabó costando, no solo la carrera, sino el podio, ya que al final fueron Nico Terol y su compañero Sergio Gadea los que acompañaron al italiano en el podio. Al menos Simón recuperó el liderato del mundial que estaba en manos de Bradley Smith. En 250cc, también hubo un protagonista italiano, pero por otros motivos. Fue el “pelocho” Simoncelli el que tras su caída intentando seguir a Bautista, se llevo los abucheos de todo el público del circuito. Lógico si tenemos en cuenta que aun teníamos todos bastante fresquitas las imágenes de la cerdada que le hizo el italiano a Álvaro hace un par de semanas. La carrera no tuvo mucha más historia. Ganó Bautista (que se consolida en el liderato), y solo hubo emoción cuando Aoyama consiguió arrebatarle el segundo puesto a Barberá.
En MotoGP, vivimos por fin una carrera con tiempo estable. Soleado, poco viento, y con unas condiciones muy similares con las que habían entrenado los pilotos. La verdad es que una vez se escaparon Lorenzo y Rossi, a la carrera le sobraron 17 vueltas. Tras estudiarse ambos, se llegó a la última vuelta con Rossi atacando a Jorge. Sin embargo, en la curva de “la Caixa”, una fuerte frenada tras una recta, el mallorquín recuperaba la primera posición, y quizás se confió un poco ya que no hay mas sitios claros para adelantar hasta la meta, y que al estar muy cerca de la última curva, tampoco deja opción a perder la carrera por un rebufo. Lo que no sabía Jorge es que Valentino es mucho Valentino (o al menos se le olvidó), pero el italiano aprovechó un hueco en la última curva para pegarle el hachazo definitivo a Lorenzo, y fastidiarle de paso su celebración “culé”.
En 125cc, vimos como Julián Simón le regalaba la victoria a Iannone al no mirar su pizarra y, fiándose del marcador de paso por meta del circuito, celebró la victoria una vuelta antes. Eso le acabó costando, no solo la carrera, sino el podio, ya que al final fueron Nico Terol y su compañero Sergio Gadea los que acompañaron al italiano en el podio. Al menos Simón recuperó el liderato del mundial que estaba en manos de Bradley Smith. En 250cc, también hubo un protagonista italiano, pero por otros motivos. Fue el “pelocho” Simoncelli el que tras su caída intentando seguir a Bautista, se llevo los abucheos de todo el público del circuito. Lógico si tenemos en cuenta que aun teníamos todos bastante fresquitas las imágenes de la cerdada que le hizo el italiano a Álvaro hace un par de semanas. La carrera no tuvo mucha más historia. Ganó Bautista (que se consolida en el liderato), y solo hubo emoción cuando Aoyama consiguió arrebatarle el segundo puesto a Barberá.
En MotoGP, vivimos por fin una carrera con tiempo estable. Soleado, poco viento, y con unas condiciones muy similares con las que habían entrenado los pilotos. La verdad es que una vez se escaparon Lorenzo y Rossi, a la carrera le sobraron 17 vueltas. Tras estudiarse ambos, se llegó a la última vuelta con Rossi atacando a Jorge. Sin embargo, en la curva de “la Caixa”, una fuerte frenada tras una recta, el mallorquín recuperaba la primera posición, y quizás se confió un poco ya que no hay mas sitios claros para adelantar hasta la meta, y que al estar muy cerca de la última curva, tampoco deja opción a perder la carrera por un rebufo. Lo que no sabía Jorge es que Valentino es mucho Valentino (o al menos se le olvidó), pero el italiano aprovechó un hueco en la última curva para pegarle el hachazo definitivo a Lorenzo, y fastidiarle de paso su celebración “culé”.
En mi caso, y como algunos sabéis, estuve haciendo un cursillo de conducción en el Jarama. Si, ese mítico circuito que tenemos en Madrid. Era la primera vez que entraba en un circuito, y tras los nervios de los días previos, me ví tras una CBR1000 para dar mis primeras vueltas. La sensación es indescriptible. Vas rodando por esas míticas curvas de nombres que evocan una gloriosa época (Fangio, LeMans, Ascari, Monza, Bugatti…) y te vienen a la memoria recuerdos de carreras que has visto ahí, aunque desde el otro lado de la valla. Subiendo la rampa Pegaso, me acordaba que Alex Barros era el único piloto que en el año 93 no cortaba hasta la frenada, pasando a muerte la chicane Ascari. Daba miedo, pero cuando estás ahí, y ves que la rampa es ciega, que no ves nada hasta que no estás en Ascari… hay que echarle huevos, la verdad. En esta primera manga de cinco vueltas, me pegué un sustito en Bugatti, ya que no sé porque, me creía que no entraba a unos 80 por hora. Fue lo único destacable. El resto de las mangas se hicieron cada vez más cortas, ya que dejabas de tenerle tanto respeto y empezabas a rodar más rápido (Bugatti la acabé cogiendo a unos 150…). Pero bueno, al final llegó la última vuelta, bandera roja y todos a boxes. Cansado, pero muy feliz, y cuando más a gusto iba rodando, se acabó. Solo espero que pueda repetir pronto. Es como una droga, lo pruebas y la has cagado.
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